Esta es otra de las amistosas ardillas que se pueden encontrar en Gibralfaro. No es nada raro verlas correteando por las rocas y árboles que se encuentran entre la muralla y el camino de subida al castillo, un lugar muy frecuentado por turistas que visitan la ciudad. En un momento dado, se sentó y se quedó allí parada, viendo pasar al personal.
Algunos turistas ya se había percatado de su presencia cuando me la encontré. Le di un trozo de manzana y empezó a comérselo. La gente comenzó entonces a hacerle fotos y a admirarse de la cercanía del animal. Se formó un pequeño corro de personas en torno a ella. Una señora comentó que parecía que la habían puesto allí a propósito para entretener al público, como si fuese una atracción turística más.
Luego de comerse su primer trozo de manzana, le ofrecí un segundo trozo, lo agarró y se subió a la rama de un árbol cercano para dar cuenta de él, todavía a la vista de los sorprendidos y admirados turistas a los que aquella simpática ardilla había dado un motivo más para recordar su visita turística al castillo de Gibralfaro.